Vol. 2 Núm. 53 (2021): Enfoques
Son las primeras que se levantan en las madrugadas y las últimas en irse a la cama por las noches, todos los días de todas las semanas de todos los meses del año. Las mujeres rurales –campesinas e indígenas– trabajan hombro a hombro con los hombres en los sistemas agroalimentarios del mundo entero, contribuyendo a las economías familiares y locales de un modo que la mayoría de las veces es escasamente o nada reconocido. Además, proveen los cuidados del hogar, son soporte de la tradición cultural y con su aporte económico
–frecuentemente no contabilizado– contribuyen al bienestar de sus familias. Todo ello, visto en términos de seguridad alimentaria y buenas prácticas agrícolas, economía del cuidado e identidad cultural, constituye un aporte altamente significativo de las mujeres rurales a la calidad de vida de las comunidades, una semilla
de desarrollo humano sostenible.